Montse Maruny Deulofeu (Nutricionista -Dietista y Coach Nutricional y Deportiva). Para muchas personas septiembre es el mes de los grandes y pequeños cambios. Para los que seguimos el calendario académico, es cuando comienza el nuevo año, dejando a enero en un segundo lugar.
Toca retomar la «vida normal»
Es el momento en el que revisamos y organizamos la agenda a gran escala. Planificamos nuestros propósitos y comenzamos a caminar hacia un futuro por descubrir. En cambio, para otros es simplemente el noveno mes del calendario gregoriano compuesto por 30 días. Y, cuando toca retomar la «vida normal» después de pasar unos días de vacaciones compartidos con la familia y los amigos en la playa o la montaña.
Sin embargo, independientemente del significado que tenga para cada uno, septiembre no pasa desapercibido para casi nadie, ya que implica iniciar nuevos hábitos o retomar aquellos que se dejaron atrás en algún lugar lejano a principios de verano.
Hay que aprovechar esa rutina creada por el trabajo, con horarios establecidos, para reordenar las comidas. Nuestro organismo funciona mejor cuando hacemos las comidas en la misma franja horaria y cuando, además, las fraccionamos durante el día. Es por ello que, plantearnos hacer desayuno, media mañana, comida, merienda y cena equilibradas y no abundantes, puede ser una buena manera de empezar a sentirnos mejor.
Equilibrio, ante todo
Si nuestro objetivo es perder el peso ganado durante el verano, nunca será un buen consejo eliminar grupos de alimentos para conseguir el resultado que queremos ver antes de tiempo. Por lo tanto, es preferible utilizar la lógica. Moderar cantidades y evitar cocciones o salsas pesadas y no dejar de comer alimentos saludables como, por ejemplo, las féculas (pastas y arroces integrales, patata, legumbres,…) porque dicen por ahí que engordan.
Debemos priorizar los cereales integrales a las versiones de harina refinada. Por ser más nutritivos y saciantes; pero no eliminar las féculas de una dieta saludable a no ser que tengamos alguna patología concreta. Es importante saber nuestras cantidades, por lo que no debemos suprimirlas si hacemos la dieta por nuestra cuenta.
Verduras, hortalizas y frutas de temporada
A su vez, debemos priorizar el consumo de verduras, hortalizas y frutas de temporada. Tienen un alto contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes y un bajo aporte energético, porque contienen mucha agua y fibra. Es cierto que las frutas aportan más energía que las verduras, porque también contienen azúcares, pero ésta no es razón de peso para excluirla, ya que sus beneficios superan con creces los posibles (y poco reales) perjuicios. Lo que sí se ha demostrado es que cenar sólo fruta no ayuda en la pérdida de peso por lo que es mejor repartir las tres piezas diarias aconsejadas durante todo el día.
Iniciar o volver a unos hábitos saludables o perder esos kilos de más no se consiguen de un día para otro. Por ello, tenemos que ver estos cambios como algo que queremos mantener durante mucho tiempo y no como algo momentáneo para compensar los excesos realizados en el verano. Si en algún momento hacemos algún extra, no debemos sentirnos culpables, porque es el conjunto lo que importa y porque podemos equilibrar el día con las demás comidas.
Es momento de quererte mucho y quererte bien”.
Para más información: Perfil en Instagram de Montse Maruny Deulofeu (@soul.fit7).
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