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Salud

¿Qué es la resiliencia humana? by Lucía Pérez

Nuestra compañera nos adentra en esta capacidad humana indicando como ejemplo la fábula del helecho y del bambú

Es muy importante saber en qué consiste este concepto: Resiliencia.

Una persona resiliente emocionalmente sabe obtener un aprendizaje y una sabiduría de las situaciones adversas que atraviesa, consiguiendo así aprovechar estos momentos para reforzarse y ser mas fuerte ante las adversidades.

Es un hecho contrastado y real que las personas resilientes emocionalmente no nacen, se hacen. Por tanto todos podemos ser resilientes.

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La resiliencia humana

La resiliencia humana la podemos definir como la capacidad que tenemos todos los seres humanos para afrontar las adversidades y asumirlas con la mayor flexibilidad posible, para poder salir reforzado de ellas.

Seguro que conoces a más de una persona que por su buen humor y sonrisa parece o, más bien, aparenta no haber pasado por ningún conflicto o hecho trágico. Probablemente sea un ejemplo de superación y resiliencia humana.

Es importante saber que no es una característica intrínseca de las personas, sino que todos podemos potenciarla y, en estos momentos, desde luego es lo más aconsejable.

Un gran ejemplo de ello es la fábula del helecho y del bambú, que creo es un buen ejemplo para definir la resiliencia.

¿Qué es la resiliencia humana? By Lucía Pérez - Gastronomía y Moda

 

Fábula del helecho y del bambú

Esta fábula nos habla de un carpintero que pasa una mala racha y bastante desesperado. Cada vez tenía menos dinero y también menos energía y optimismo. Su mente comenzó a cerrarse; no veía una salida. Lo único que se le ocurrió un día fue ir a dar un paseo por un bosque cercano para tratar de poner en orden sus ideas. Estaba a punto de conocer los secretos del helecho y el bambú.

El carpintero se encontró a un anciano al que le contó desesperado su situación y empezó a narrarle esta fábula.

“Hace ocho años tomé unas semillas y planté el helecho y el bambú al mismo tiempo. Quería que ambas plantas crecieran en mi jardín, porque las dos me resultan muy desconcertantes. Puse todo mi empeño en cuidarlas a las dos como un tesoro.

Poco tiempo después note que el helecho y el bambú respondían de manera diferente a mis cuidados. El helecho comenzó a brotar y en unos meses se convirtió en una majestuosa planta que lo adornaba todo con su presencia. El bambú, en cambio, seguía debajo de la tierra sin dar muestras de vida.

Pasó todo un año y el helecho seguía creciendo, pero el bambú no. Sin embargo no me di por vencido. Seguí cuidándola con mayor esmero, aun así paso otro año y el trabajo no daba frutos. El bambú se negaba a manifestarse”.

El anciano proseguía contando: “tampoco me di por vencido ni después del segundo año, ni del tercero, ni del cuarto. Cuando pasaron cinco años, por fin vi que un día salía de la tierra una tímida ramita que al día siguiente estaba mucho más grande. En pocos meses creció sin parar y se convirtió en un portentoso bambú de más de diez metros ¿Sabes porque tardo tanto tiempo?” Le preguntó al carpintero que, ensimismado, no sabía que responder. El anciano volvió a tomar la palabra: “tardó cinco años porque durante ese tiempo trabajó en echar raíces, sabía que no podría salir a la luz hasta tener una base firme”.

El carpintero entonces entendió que a veces las cosas demoran, porque están echando raíces. Que lo importante es persistir y no perder la fe.

La frase final que le dijo al carpintero, y que lo reconfortó para seguir en su lucha fue:

“La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano y las caídas te mantienen humilde. Y cuando llegue el éxito te mantendrá brillante”.

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Twitter: @lucy_perezc – Instagram: @lucia_perez_070_

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