G&M (Instagram: @gastronomia_y_moda). Es más que probable, casi seguro, que la mayoría de las personas no tengan una cuba de agua fría en casa. En este receptáculo, que se puede encontrar en algunos centros médicos y saunas, se sumerge el cuerpo para someterlo a temperaturas de entre 10º y 15º, dentro de lo que se conoce como crioterapia.
Beneficios del frío
Este lujo, reservado para unos pocos, puede marcar la diferencia en cuestión de salud. Sobre todo a la hora de frenar el envejecimiento. Pero, a falta de una instalación profesional, son varias las maneras en las que los interesados pueden disfrutar de los beneficios del frío. Desde las duchas ordinarias a la natación a bajas temperaturas, pasando por los baños de contraste, que consisten en alternar las inmersiones en agua fría y caliente.
¿Y por qué someter al cuerpo a estas condiciones no siempre agradables? Contesta desde Neolife el doctor Alfonso Galán: «la exposición al frío puede inducir una sensación de bienestar y reducir los síntomas de depresión y ansiedad. Y a la vez que es susceptible de influir en la biología del tejido adiposo, particularmente en la formación de grasa beige, responsable de la quema de calorías. Bañarse con agua a pocos grados podría, además, ayudar a prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento como la diabetes, dolencias cardiovasculares y neurodegenerativas».
Proteínas de choque térmico
Detrás de estos beneficios se encuentran las proteínas de choque térmico, que desempeñan un papel crucial en la respuesta al estrés celular. Las HPS, las Heat Shock Proteins, protegen a las células del daño inducido por radicales libres y de “especies reactivas de oxígeno que son subproductos del metabolismo celular y se acumulan con la edad”. Es decir, son escudos contra el estrés oxidativo y la inflamación.
Sus efectos, explica el doctor Galán, se han demostrado en la mejora de la respuesta inmunológica del organismo. La exposición regular al frío puede aumentar la producción de glóbulos blancos y mejorar su actividad, lo que fortalece al organismo a la hora de combatir infecciones y responder a patógenos. Y no sólo de forma inmediata, ya que la crioterapia puede incidir en la respuesta inmune adaptativa, mejorando la producción de anticuerpos y la memoria inmunológica, lo que supone protección contra patógenos en el medio y el largo plazo.
Otro resultado que se puede constatar con las duchas de agua fría es la mejora de la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos. Este proceso puede ayudar a eliminar toxinas y mejorar la entrega de nutrientes a las células, promoviendo la regeneración y reparación tisular.
Además, las personas que practiquen la crioterapia, cuentan desde Neolife, notarán más energía y una mejora del estado de ánimo, debido a la liberación de endorfinas y a la activación del sistema nervioso simpático.
Y, por último, pero no menos relevante, ir a nadar en piscinas de agua fría o ducharse, como se ha comentado, puede mejorar la calidad del sueño. Un descanso de calidad, finaliza Alfonso Galán, es esencial para la reparación celular y la función cognitiva, y puede tener efectos antiaging significativos.
Nota: Alfonso Galán es médico antiaging en Neolife.
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